Es el mismo? - EDITADO

Hace un tiempo, Elena, me trajo un collar. Ella no solo es una amiga mía si no que desde que comencé con la web ha sido un gran apoyo y una entusiasta seguidora de mis diseños.

Me comentó que lo tenía desde hacía bastante tiempo pero había dos problemas. En primer lugar estaba cansada de que el cordón que unía las piedras de cristal se le enganchara continuamente, además era necesario cambiarlo porque estaba bastante gastado. En segundo lugar, no comprendía cómo los pendientes a juego eran tan diferentes del collar.



Como se puede ver en la foto, la piedra central del pendiente era igual a la del collar, pero la habían combinado con una de color azul añil que no tenía nada que ver con el resto de las piezas. A ella le encantaban esos pendientes precisamente por esa piedra rectangular azul.

Además, quería poner el collar en condiciones porque debido al colorido que tenía lo utilizaba mucho para ir a trabajar.

Lo primero que pensé cuando me comentó el problema era que había que unificar el colorido en ambas piezas. El collar y los pendientes tenían que ser verdaderamente a juego.
Lo segundo fue que lo debía ser bastante versátil para poder ponérselo en múltiples ocasiones y sacarle mucho más partido.

Después de delegar toda la responsabilidad, me dejó ante un nuevo reto.

Decidí que el cordón de algodón no hacía justicia a las preciosas piedras de cristal facetadas. Eran de color azul grisáceo. Había que destacarlas.
Fijándome en la piedra rectangular azul añil de los pendientes elegí unas piedras redondas en ese mismo color para unificar el colorido en ambas piezas.
Ahora faltaba completar todo con las piedras que debían sustituir al cordón.

Qué color puede ser elegante, versátil, y tener la suerte de ser tendencia este otoño?

La opción fácil era el negro. Vale, con este siempre aciertas pero era una solución demasiado manida.
Quería que fueran piedras de cristal porque tienen un brillo especial, no muy exageradas porque se trataba de destacar las facetadas de color azul grisáceo. Para seguir la estética del collar prefería que fueran facetadas (además captan la luz mejor).
Definitivamente tenían que ser en color acero. Ni muy brillantes como las plateadas, ni muy oscuras como el negro.

Para darle movimiento al collar las elegí en dos tamaños. Con eso conseguía hacer series de piedras iguales entre sí, pero sin caer en algo demasiado soso.
Deseché las pequeñas piedras de abalorio azulonas, que a día de hoy todavía no sé qué hacían en el collar original.

Y así quedó


El collar se transformó en un largo sautoir que llegaba hasta la cadera. Lo quería así para aumentar las opciones a la hora ponérselo. Se puede llevar con un vestido sencillo, como en los años 20. También con una vuelta en el cuello y largo hasta la cintura o dándole tres vueltas, más informal.
El colorido del collar y los pendientes quedaba unificado gracias a las piedras redondas en azul más claro.

Cuando se lo enseñé me preguntó, "es el mismo collar?". Le encantó.

Hace poco, me dijo que no se lo quitaba. Se lo ponía con diferentes atuendos. Y entoncés pensé que había acertado. Esa es la prueba definitiva.

Sabeis? He descubierto que este tipo de reto, transformar una pieza rediseñándola, también me encanta. Es otra forma de trabajar, pero tremendamente divertida y apasionante hasta conseguir una transformación increíble.

Ahora, como siempre os digo, os toca opinar.

Animo que ya estamos a media semana!!

Ciao

EDITADO A veces las sorpresas más agradables las encuentras cuando menos las esperas. Hace relativamente poco que descubrí su blog, pero desde un principio me encandiló. Por sus crónicas, su forma de relatarlas desde la otra parte de la fiesta, por su gran sentido de la estética y gusto a la hora de vestir. En fin, se hizo imprescindible.
Pero detrás de ese blog encontré a una persona amable y encantadora que me ha sorprendido dejándome formar parte de su entrada de ayer. Mil gracias lujosa. Ha sido un placer estar allí.