Asimétrico, largo. irregular………
Parecen matemáticas, pero no.
Son las características que definen mi último diseño. Aunque si me paro a pensarlo, estas tres palabras son las que mejor identifican mis collares.
Hoy os presento el último collar de PQ me lo merezco!
Como es sabido por todos aquellos que pasáis por aquí o por la web, cada diseño que hago tiene una razón de ser. En este caso, la historia viene de lejos…
Hace más de un año decidí que me merecía un collar. La razón? … por que sí. Sin más. Quería algo diferente, algo original, que se pudiera lucir en muchas ocasiones, a cualquier hora del día.
El resultado fue un collar de varias vueltas. Cada una de ellas con un tamaño de piedras diferente. Jugué con los volúmenes e incluso los intercalé entre si. No seguí ningún orden establecido. Pero cuidando la estética del collar, combinando los tonos entre sí y teniendo en cuenta la disposición de las piezas más brillantes para darle luz.
Colorido?… el gris en todas sus gamas y el azul oscuro.
Algunos de vosotros lo habéis visto en un viaje a Madrid hace casi un año.
Es un collar que me lo he puesto en muchas ocasiones, de día, de noche…. Y en una de ellas, mientras estaba con una amiga, apareció su suegra. La mujer que no sabía que yo lo había hecho, me dijo que le encantaba el collar.
Mi amiga le dijo,” si es Bea! la que diseñó mi collar blanco”. La señora en ese momento aterrizó , me lo pidió para probárselo y me dijo “te lo compro!!” “cuanto cuesta?”
La verdad es que me hizo mucha gracia la situación porque era como surrealista! Le dije que ese era mío y que no podía vendérselo. Ya se sabe, que cogemos un especial afecto por nuestras cosas. Además estaba encantada con él… Nada! que quedamos en que tenía que hacer otro.
Desde que lo hice, bastantes personas me han comentado que les encanta el collar. Quizás sin querer, aquella anécdota dejó plantada una pequeña idea en mi cabeza y poco a poco ha ido tomando fuerza. Decidí que si tanto gustaba, podía diseñar uno diferente basado en ese mismo.
Diferente.Uno de mis principios es que sean piezas exclusivas y aunque pueda parecer que se trata del mismo diseño, siempre hay alguna piedra distinta. No hay dos collares exactos.
Comencé a buscar las piedras. Una tarea que llevó bastante tiempo. Son muchas. Más de cien.
Condiciones requeridas? Piedras de diversos tamaños, cristales y resinas para compensar el peso de la pieza final y delimitar el brillo. La mayoría deberían ser pequeñas. Una de las vueltas está engarzada con piezas de este tamaño, jugando con los cristales de Swarovski y con piezas engarzadas en bloque como si fueran una. Pequeñas perlas, cristales facetados, cadenas……
Colorido? Gama de grises con toques de malva. Estratégicamente colocadas, las piedras malvas y rosáceas aportan luz pero dejando que destaque el color principal. El gris.
Aunque pueda parecer totalmente asimétrico, que lo es e irregular, existe un orden implícito a la hora de engarzar las piedras, que viene determinado por el brillo, el tamaño y el color de cada una de ellas. Nada está colocado al azar. Es una tarea más larga puesto que hay que probar y ver cómo quedan mejor colocadas. Incluso se llega a deshacer alguna combinación porque al cabo de un tiempo, a medida que el collar va cogiendo forma, ves que no termina de convencerte alguna piedra.
Una vez engarzadas todas ellas, terminé el diseño con una cadena de eslabones redondos que une las dos vueltas. Da sensación de ligereza.
El resultado lo tenéis aquí.

Al andar, las dos vueltas se entrecruzan dando sensación de más volumen, de movimiento.
Lo bueno que tiene este diseño es que puede adaptarse al gusto de cada uno, con un mayor número de vueltas si se quiere, y permite jugar con el colorido, ya que se puede combinar el color predominante, el gris, con el malva como en este caso, el azul, el verde… según las necesidades. Y siempre siempre, sabiendo que no hay dos exactos. Con un toque de exclusividad!
Ahora os toca a vosotros opinar…. ¿Qué os parece?