martes, 22 de septiembre de 2009

Nuevamente por aquí....

Hace ya un tiempo que las vacaciones terminaron. Las maletas han vuelto a su sitio en espera de una nueva oportunidad para volver a salir.

Atrás han quedado los largos y soleados días, llenos de despreocupación. Atrás han quedado las horas regidas por la luz del sol y de la luna, sin relojes que nos recordaran un deber por hacer.



























Atrás han quedado las largas jornadas playeras, donde las risas eran el idioma oficial y se aprovechaba cada minuto al máximo en interminables baños..... hasta que las gaviotas, después de esperar pacientemente en las rocas durante todo el día, volvían a reclamarnos ese espacio que les pertenece por derecho propio.





Han sido muchos momentos especiales, las cervezas frías en el chiringuito después de una calurosa mañana playera, las agradables cenas con los amigos de siempre, con los que se te van las horas hablando relajadamente.....


Ellos han sido felices. Ese era el objetivo fundamental, puesto que son los que nos recuerdan que la espontaneídad existe y que no debemos olvidarla, aunque no podamos practicarla tanto como nos gustaría.



Se han cumplido todos los objetivos, incluso aquellos que quedaban pendientes, y aunque dolorosos, eran ineludibles ya que suponían un paso obligado en el camino que emprendimos hace unos meses. Pero darlos tambien han sido buenos para nosotros.

Es hora de volver a colocarnos el reloj y programar los despertadores. Los horarios vuelven a regir nuestras vidas una vez más.

Sin adaptación alguna volvemos al trabajo, al cole. De golpe y porrazo nos vemos obligados a sumergirnos en una dinámica que se quedará con nosotros los próximos meses y ahora nos parece eterna.

Ahora, tenemos que acostumbrarnos al tono verdoso que comienza a colorear nuestra piel, un compañero que nos guste o no, se quedará con nosotros hasta las próximas vacaciones. Podemos intentar disimularlo con cosméticos, pero como un fiel amigo se quedará allí.

Nos quedan muchos días por delante hasta las próximas vacaciones. Cada día que pasa, es un día menos que falta.

Inconscientemente hemos recopilado pequeños instantes, las risas, el olor del mar, el ruido de las olas, la cálida arena, y muchos más. Cuando los recordemos nos ayudarán a sobrellevar mejor los fríos días de invierno.



Y durante esa espera, mientras nos vemos continuamente acechados por las noticias sobre una pandemia que nos vigila muy de cerca, sin saber a quíen le tocará sufrirla y cómo será, aprovecharemos para visitar a los amigos. Saber qué tal les va la vida, esperar que nos informen de las últimas tendencias y nos pongan al día de las colecciones para este otoño-invierno. Que nos muestren sus últimos diseños de tocados, broches y demás accesorios y que nos aconsejen sobre estilo. Que nos saquen una sonrisa con los avatares de su día a día con o sin espejo y en definitiva, como hacen los amigos, disfrutar de un montón de horas juntos.

Es bueno volver a casa de nuevo.

Y entre un día de locos y otro, procuraré hacer caso a una llamada que desde hace un tiempo tengo pendiente de contestar..... click, click, click...........

Mis alicates, encerrados en una caja desde hace unos meses, se merecen una nueva oportunidad.

Encantada de volver a veros de nuevo.