miércoles, 27 de mayo de 2009

Ya queda menos!!



Sólo quedan dos días..... Alguien se lo va a perder? Por lo que a mi respecta, el viernes no pienso faltar!!

El mero hecho de poder ser una de las participantes conjuntamente con tan magníficos diseñadores es todo un lujo y un honor.

Gracias a vosotros por hacerlo posible.

Nos vemos en Bilbao Reality Design!!

No lo olvidéis,......... Showloft!! (Travesía Tívoli, 13 - BILBAO)

jueves, 21 de mayo de 2009

Palabras .....

Poco a poco la realidad nos obliga a seguir... a intentar normalizar nuestras vidas con los horarios, las rutinas ineludibles, los niños que no se merecen ver más tristeza en la cara de su madre,...... las tareas que dejamos aparcadas deben retomarse...... en fin, la vida misma nos exige seguir adelante implacablemente.

En el alma, la herida sigue abierta, .... demasiado diría yo, pero eso es algo que necesita todavía un largo periodo de tiempo para ir curándose.

No tengo palabras suficientes de agradecimiento para poder deciros lo mucho que han significado las preciosas palabras que he recibido estos últimos días de todos vosotros, tanto por los comentarios que dejastéis en el post como vía mail, por facebook, sms y llamadas telefónicas.
Han sido de gran consuelo. Una gran compañía. En momentos difíciles es cuando se demuestra la verdadera cara de las personas. Y la vuestra ha sido extremadamente cariñosa.

Palabras que tengo guardadas en un lugar especial en mi corazón. En este caso, las palabras no se las llevará el viento, porque como si de un baul del tesoro se tratara, han quedado archivadas junto con el post que dediqué a aita para siempre.

Espero que entendáis mi decisión de guardarlo todo junto. Son palabras demasiado valiosas para mí como para perderlas. Estoy segura de que más adelante las leeré una y otra vez como suele ocurrir con los buenos libros. Han sido una precioso regalo.

De todo corazón, mil gracias a todos.

lunes, 4 de mayo de 2009

El vuelo de la mariposa

Ha pasado un tiempo desde aquel día, cuando una mariposa atrapada en un servilletero llamó mi atención. Un encuentro casual. Estaba en una cesta llena de servilleteros de varios colores y formas, pero destacaba por encima de ellos.
Parecía que tenía luz propia.



Inmediatamente me recordó a las preciosas salas Art Nouveau del Museé d'Orsay de París, revestidas de inmensos paneles de madera con intrincados relieves, a las coloristas lámparas Tiffany, que parecen bosques de hadas, a una época en la que la belleza estaba presente en los objetos decorativos, los carteles publicitarios... las exquisitas y delicadas joyas que complementaban un vestuario impecable.......

Puede que alguno de los que pasáis por aquí tengáis este servilletero. No tengo ninguna duda de que como sevilletero, la mariposa era más que digna para vestir una mesa, pero sinceramente, me parecía demasiado delicada para que adornara algo durante un breve intervalo de tiempo, mientras la servilleta espera a que la saquemos del aro y le demos el uso adecuado.
Ella pedía ser lucida más tiempo.

Con esa idea en mente la rescaté junto a sus cuatro hermanas de esa cesta y decidí cambiarles su utilidad.
Con una clara imagen de lo que pretendía diseñar, comencé con la transformación de servilletero a collar.
El primer paso fue liberarla del aro metálico que la tenía atrapada. No fue fácil puesto que la pieza es muy delicada, las alas están hechas con una fina filigrana de metal que la hace muy fragil.
Después de un proceso que requirió altas dosis de paciencia, la mariposa quedó libre para convertirse en un collar.

Desde el momento que la ví, no dejaba de recordarme a las ilustraciones de Alphonse Mucha. Sencillamente fascinantes. Ella podría haber formado parte perfectamente de cualquiera de sus obras. Ese era el estilo que quería darle al diseño.

Puesto que la pieza en sí misma es de una gran delicadeza, y teniendo en cuenta su tamaño, la ubicación correcta debería ser en la parte central del diseño. A partir de esa premisa, fui configurando la forma que el collar debería tener.
Al darle un aire modernista, era lógico que fuera un collar de varias vueltas, cada vez más largas.

Debía ser un diseño en el que la sencillez y la sutileza acompañaran a la mariposa, para que ésta brillara con luz propia.
El colorido de las piedras también debía cumplir estos requisitos.

Opté por una cadena en plata envejecida. De pequeños eslabones, delicada y ligera, pero lo suficientemente fuerte para ser el eje principal del diseño.
Elegí tres piedras diferentes, una perla ovalada plana, una perla redonda grís claro y una piedra de cristal redonda grís marengo. Aportarían el colorido adecuado, discreto, sin estridencias como acompañantes perfectos a la mariposa de metal.
Pero, para que pudiera brillar con luz propia eran necesarios unos diminutos cristales de Swarovski. Suelo utilizarlos muy a menudo porque la calidad, el colorido de estos cristales y la forma de estar tallados, hacen que capten la luz y desprendan breves destellos con el movimiento de la pieza, dándole vida.
Elegí unos cristales en un suave grís.

Con los materiales definitivamente escogidos comenzó el proceso de diseño. Lo primero que hice fue crear piezas uniendo dos cristales de Swarovski a cada perla. De esa manera, quedaba un bloque compacto. La primera dificultad apareció justamente aquí. Los cristales de Swarovski, tambien llamados biconos por su peculiar forma, son extremadamente frágiles. Cuando se engarzan hay que tener mucho cuidado y paciencia para que no se rompan. Además para conseguir un engarce firme, al manipularlos, se te van clavando en el dedo lo que hace que la tarea no sea de las más placenteras. Pero el resultado merece la pena.




Combiné cada bloque con la cadena, alternando los colores. El collar estaría formado por cuatro vueltas unidas en un broche rectangular de plata. La vuelta más corta, alrededor del cuello, la siguiente, sería la encargada de sujetar la mariposa. De mantenerla centrada. Y como si la estuvieran acunando, las dos vueltas restantes, cada una más larga que la otra.

Para aportar el equilibrio, como si de un eje se tratara, añadí una cola a la mariposa terminada en una perla ovalada que al andar se transforma en un péndulo, como si estuviera volando a cada paso que damos.

El resultado fue un largo collar, un soutoir, de tipo modernista. Como si estuviera sacado de una de las preciosas obras de Mucha.




Sin ningún género de duda, ha sido el diseño más elaborado y difícil que he hecho nunca. Aparentemente, no lo parece, pero detrás de cada engarce y de cada vuelta han sido necesarias muchas horas de pruebas para que las piezas queden encajadas en cada lugar, hasta conseguir que queden estratégicamente intercaladas entre las vueltas, guardando un espacio equilibrado entre si.
Muchas horas en las que se han soltado las cadenas varias veces para ajustar las distancias y guardar la simetría necesaria para éste diseño. De contar eslabones para que las piezas queden colocadas a la misma altura.

Al andar, la cola de la mariposa se balancea ligeramente, dándole vida, como si quisiera atisbar todo lo que le rodea.

Ahora puede volar suavemente, con la oportunidad que le brinda el ser lucida durante mucho mucho tiempo ..... porque sencillamente ella se lo merecía!!

Esta mariposa fue rescatada del cesto junto con sus cuatro hermanas, por lo que este diseño queda como una edición limitada de cuatro unidades, lo que la convierte en más especial.

Ahora, como siempre, vosotros tenéis la última palabra.....